Memorables portadas de discos que
hicieron historia
Bucear en el imaginario gráfico de la historia de la música. Recorrer los sonidos de las últimas décadas a través de las más emblemáticas portadas. Disfrutar de los discos, pero con los ojos. Es lo que propone el libro "Vinilos. Las mejores portadas de discos de la historia". Una obra de gran formato -el mismo que el de los clásicos discos de vinilo de 12 pulgadas- que firman Richard Gouard, Christophe Geudin y Grégory Bricout, con prólogo del artista andaluz Pablo Sycet, y en el que se recogen las que, a su juicio, son las mejores 242 cubiertas de la historia.
Pero ¿cómo se gesta una portada? "Depende del cliente", explica María Gil, del estudio madrileño Pon un Diseñador Gráfico en tu Vida, que ha trabajado para artistas como Juanes, Enrique Morente o The Cure. "Lo ideal es que el artista acuda al diseñador con una idea clara de lo que quiere transmitir, o bien que deje libertad absoluta para crear, lo que resulta aún más interesante".
Como en toda forma de arte, el diseño de portadas no obedece a regla alguna. Las hay impactantes, sugerentes o evocadoras. Pero, en plena era digital, buena parte de su función original parece haberse perdido. "Hoy por hoy, casi nadie compra un disco por la portada", opina Gil.
En otro tiempo, sin embargo, las portadas eran decisivas. Tanto, que la censura de la España franquista las miraba con lupa. Solo un ejemplo: el celebérrimo paquete de la portada del Sticky Fingers, de los Rolling Stones, fue sustituido por unos dedos saliendo de una lata de conservas. Paradójicamente, hoy esa edición es considerada una rareza y supera los 300 euros en el mercado.
A pesar de que la mayoría de las portadas más legendarias de la historia se diseñaron hace décadas, el talento y la imaginación siguen presentes hoy. "Actualmente se siguen haciendo grandes portadas, especialmente a nivel de sellos independientes o grupos que se autoproducen y valoran el arte de un disco por encima de su vertiente comercial", apunta Gil.
Para Juan Vázquez, A&R (artistas y repertorio) de Sony Music -hogar de artistas como El Canto del Loco o La Oreja de Van Gogh-, las portadas siguen siendo un elemento muy importante. "Al fin y al cabo, sigue siendo la carta de presentación", explica. Una carta de presentación que, en su opinión, es muy valorada "tanto por el fan como por el artista". "Muchos músicos se involucran activamente en el arte de sus discos", cuenta. "De hecho, grupos como Los Planetas o Sidonie trabajan con sus propios diseñadores de confianza, y siempre se llega a un acuerdo con ellos", apunta.
Inmersos en una crisis que ha afectado muy especialmente al mundo de la música grabada, el arte aporta a los discos un valor añadido. Nunca es tarde para reivindicar la figura del diseñador de portadas como un auténtico artista, cuyo trabajo termina de completar y dar sentido a una obra tan compleja y llena de emociones como un buen disco.
Imprescinidibles para cualquier melómano
El libro, dividido en dos grandes bloques -fotografía e ilustración-, salpimentados por retratos y conversaciones con diseñadores como Rodney Matthews o Peter Saville, recorre más de cinco décadas a través de cubiertas para todos los gustos. Las hay transgresoras, como la que Andy Warhol firmó para el 'Sticky Fingers' de los Rolling Stones, con la unión de la instantánea de una entrepierna masculina embutida en unos ceñidos vaqueros y una auténtica bragueta metálica que dañaba los surcos del disco de vinilo; abiertamente desafiantes, como la de unos travestidos New York Dolls inmortalizados por el japonés Toshi para su primer álbum epónimo; de ambiente gótico, como la fotografía de Keef McMillan que presidía la portada del primer disco de Black Sabbath; enigmáticas, como la realizada por el colectivo Hipgnosis para el 'Presence' de Led Zeppelin; y muchas otras que beben de la ciencia ficción y de los cómics, como la que John Byrne creó para el 'Surfing With the Alien' de Joe Satriani a partir de un superhéroe de Marvel, o la que el ilustrador George Hardie entregó para el 'Houses of the Holy' de Led Zeppelin inspirada en los ambientes tolkienianos.
Algunas corresponden a álbumes imprescindibles para cualquier melómano digno de dicho calificativo. Así ocurre con el 'Nevermind' de Nirvana, cuyo afán de denuncia de los excesos del capitalismo se perdió en medio de la mojigatería con que fue acogido por los sectores más conservadores al mostrar a un bebé desnudo, o con el 'Tubular Bells' de Mike Oldfield. De otras, en cambio, apenas llega un murmullo lejano, como la que Hipgnosis elaboró para el 'Pieces of Eight' de Styx.
En el camino han quedado muchas que forman parte de la leyenda. Imposible recoger en un solo volumen la vasta historia tejida por la intersección de música y arte gráfico. Pero si bien no están todas las que son, nadie puede negar que en 'Vinilos, las mejores portadas de discos de la historia' son todas las que están.
Para gustos las canciones
5. The Clash, London calling (1979).
6. The Rolling Stones, Sticky fingers (1971).
El segundo
álbum de esta lista diseñado por Andy Warhol. Sticky fingers fue el
primer disco de los Rolling Stones que grabaron para Atlantic Records, lo que
les dio la libertad y el presupuesto necesarios para fabricar esta portada con
una cremallera real. Cuando se abre la cremallera, se ve la ropa interior
blanca con el logotipo de los Rolling Stones. Contrario a la leyenda, el hombre de la ropa interior no es
Mick Jagger, sino uno de los colaboradores de Warhol, aunque
nadie parece ser capaz de ponerse de acuerdo sobre quién es exactamente.
7. The Beatles, Revolver
(1966).
8. Bruce Springsteen, Born to run
(1975).
9.
Pink Floyd, Wish
you were here
(1975).
10.
The Velvet Underground, The Velvet Underground & Nico (1967).
Bucear en el imaginario gráfico de la historia de la música. Recorrer los sonidos de las últimas décadas a través de las más emblemáticas portadas. Disfrutar de los discos, pero con los ojos. Es lo que propone el libro "Vinilos. Las mejores portadas de discos de la historia". Una obra de gran formato -el mismo que el de los clásicos discos de vinilo de 12 pulgadas- que firman Richard Gouard, Christophe Geudin y Grégory Bricout, con prólogo del artista andaluz Pablo Sycet, y en el que se recogen las que, a su juicio, son las mejores 242 cubiertas de la historia.
Pero ¿cómo se gesta una portada? "Depende del cliente", explica María Gil, del estudio madrileño Pon un Diseñador Gráfico en tu Vida, que ha trabajado para artistas como Juanes, Enrique Morente o The Cure. "Lo ideal es que el artista acuda al diseñador con una idea clara de lo que quiere transmitir, o bien que deje libertad absoluta para crear, lo que resulta aún más interesante".
Como en toda forma de arte, el diseño de portadas no obedece a regla alguna. Las hay impactantes, sugerentes o evocadoras. Pero, en plena era digital, buena parte de su función original parece haberse perdido. "Hoy por hoy, casi nadie compra un disco por la portada", opina Gil.
En otro tiempo, sin embargo, las portadas eran decisivas. Tanto, que la censura de la España franquista las miraba con lupa. Solo un ejemplo: el celebérrimo paquete de la portada del Sticky Fingers, de los Rolling Stones, fue sustituido por unos dedos saliendo de una lata de conservas. Paradójicamente, hoy esa edición es considerada una rareza y supera los 300 euros en el mercado.
A pesar de que la mayoría de las portadas más legendarias de la historia se diseñaron hace décadas, el talento y la imaginación siguen presentes hoy. "Actualmente se siguen haciendo grandes portadas, especialmente a nivel de sellos independientes o grupos que se autoproducen y valoran el arte de un disco por encima de su vertiente comercial", apunta Gil.
Para Juan Vázquez, A&R (artistas y repertorio) de Sony Music -hogar de artistas como El Canto del Loco o La Oreja de Van Gogh-, las portadas siguen siendo un elemento muy importante. "Al fin y al cabo, sigue siendo la carta de presentación", explica. Una carta de presentación que, en su opinión, es muy valorada "tanto por el fan como por el artista". "Muchos músicos se involucran activamente en el arte de sus discos", cuenta. "De hecho, grupos como Los Planetas o Sidonie trabajan con sus propios diseñadores de confianza, y siempre se llega a un acuerdo con ellos", apunta.
Inmersos en una crisis que ha afectado muy especialmente al mundo de la música grabada, el arte aporta a los discos un valor añadido. Nunca es tarde para reivindicar la figura del diseñador de portadas como un auténtico artista, cuyo trabajo termina de completar y dar sentido a una obra tan compleja y llena de emociones como un buen disco.
Imprescinidibles para cualquier melómano
El libro, dividido en dos grandes bloques -fotografía e ilustración-, salpimentados por retratos y conversaciones con diseñadores como Rodney Matthews o Peter Saville, recorre más de cinco décadas a través de cubiertas para todos los gustos. Las hay transgresoras, como la que Andy Warhol firmó para el 'Sticky Fingers' de los Rolling Stones, con la unión de la instantánea de una entrepierna masculina embutida en unos ceñidos vaqueros y una auténtica bragueta metálica que dañaba los surcos del disco de vinilo; abiertamente desafiantes, como la de unos travestidos New York Dolls inmortalizados por el japonés Toshi para su primer álbum epónimo; de ambiente gótico, como la fotografía de Keef McMillan que presidía la portada del primer disco de Black Sabbath; enigmáticas, como la realizada por el colectivo Hipgnosis para el 'Presence' de Led Zeppelin; y muchas otras que beben de la ciencia ficción y de los cómics, como la que John Byrne creó para el 'Surfing With the Alien' de Joe Satriani a partir de un superhéroe de Marvel, o la que el ilustrador George Hardie entregó para el 'Houses of the Holy' de Led Zeppelin inspirada en los ambientes tolkienianos.
Algunas corresponden a álbumes imprescindibles para cualquier melómano digno de dicho calificativo. Así ocurre con el 'Nevermind' de Nirvana, cuyo afán de denuncia de los excesos del capitalismo se perdió en medio de la mojigatería con que fue acogido por los sectores más conservadores al mostrar a un bebé desnudo, o con el 'Tubular Bells' de Mike Oldfield. De otras, en cambio, apenas llega un murmullo lejano, como la que Hipgnosis elaboró para el 'Pieces of Eight' de Styx.
En el camino han quedado muchas que forman parte de la leyenda. Imposible recoger en un solo volumen la vasta historia tejida por la intersección de música y arte gráfico. Pero si bien no están todas las que son, nadie puede negar que en 'Vinilos, las mejores portadas de discos de la historia' son todas las que están.
¿Cuál es la mejor portada de la historia? La discusión es eterna y, probablemente, estéril. Y, sin embargo, muchos han tratado de elaborar un ranking. Para Rolling Stone, en lo más alto está Sgt. Peppers... de los Beatles, seguida de Never Mind the Bollocks, de Sex Pistols, y la conceptual portada del álbum blanco de los Beatles.
Los internautas también votaron en la web topalbumcovers, coincidiendo en el primer puesto, aunque otorgándole el segundo al inolvidable bebé del Nevermind de Nirvana. En el tercer puesto se situó el paso de cebra de Abbey Road, también de los Beatles.
Fuente: El Pais, ABC
Los internautas también votaron en la web topalbumcovers, coincidiendo en el primer puesto, aunque otorgándole el segundo al inolvidable bebé del Nevermind de Nirvana. En el tercer puesto se situó el paso de cebra de Abbey Road, también de los Beatles.
Fuente: El Pais, ABC
LAS 10 MEJORES SEGUN LA REVISTA ROLLING STONE
Estas son las 10 mejores portadas y su historia, elegidas por los lectores de la revista Rolling Stone.
1.
The Beatles, Sgt. Pepper's lonely hearts club band (1967).
La ganadora como la mejor portada de
la historia, según las votaciones de la web americana de ROLLING STONE. Es, sin
lugar a dudas, una de las imágenes más icónicas de la historia del rock and
roll. La foto originalmente iba a mostrar a los Beatles (con sus trajes de
sargento Pepper) jugando en un parque. Poco a poco evolucionó hacia el
concepto final, donde están parados en medio de recortes de cartón de sus
héroes. La banda había
previsto inicialmente la inclusión del actor Leo Gorcey, Gandhi, Jesucristo y
Adolf Hitler. El sentido común eliminó a Hitler de la portada
(a pesar de que ya se había creado una imagen de él), la amarga polémica que
creó la famosa frase de Lennon (“somos más grandes que Jesuscristo”) quitó a
Jesús de la cubierta, y la India no autorizó el uso de la imagen de Gandhi. El
actor Leo Gorcey pidió 400 dólares por utilizar su imagen (y los Beatles no
tragaron), cosa de la que seguro luego se arrepintió. La gran atriz Mae West se
negó, preguntando: “¿Qué hago yo en una banda de corazones solitarios?”. Los
Beatles le enviaron a West una carta explicando el concepto, lo que la hizo
cambiar de opinión. Las únicas personas que aún viven de esta portada son Paul
McCartney, Ringo Starr, DiMucci Dion, Shirley Temple y Bob Dylan.
2.
Pink Floyd, Dark
side of the moon (1973).
Hasta Dark side of the moon, las portadas de
Pink Floyd no habían sido muy memorables. Hipgnosis, el estudio de diseño
británico, no había hecho trabajos muy buenos con los anteriores dos discos de
Floyd. Pero tenía un buen historial con portadas de otros grupos, por lo que el
estudio fue contratado de nuevo. “Rick
Wright (teclista de Pink Floyd) sugirió hacer algo limpio y gráfico,
pero no una fotografía”, dijo el diseñador Storm Thorgerson. Su inspiración
inicial fue una foto del prisma que hay en la parte superior de algunas
partituras. Usando esto como punto de partida, el equipo de Hipgnosis creó la
portada icónica.
3. Nirvana, Nevermind
(1991).
Spencer Elden, el bebé desnudo en la portada de Nevermind, tiene una gran frase de ligoteo con las chicas: “¿Quieres ver mi pene… otra vez?”. En 2007, en una entrevista con la MTV, Elden dijo que se siente raro con su lugar en la historia. “Es algo espeluznante que millones de personas me hayan visto desnudo”, dijo: “Me siento como la más grande estrella del porno del mundo”. A sus padres sólo les abonaron 200 dólares por la sesión, pero a Elden le han pagado mucho más para recrear la famosa foto.
Spencer Elden, el bebé desnudo en la portada de Nevermind, tiene una gran frase de ligoteo con las chicas: “¿Quieres ver mi pene… otra vez?”. En 2007, en una entrevista con la MTV, Elden dijo que se siente raro con su lugar en la historia. “Es algo espeluznante que millones de personas me hayan visto desnudo”, dijo: “Me siento como la más grande estrella del porno del mundo”. A sus padres sólo les abonaron 200 dólares por la sesión, pero a Elden le han pagado mucho más para recrear la famosa foto.
4. The Beatles, Abbey road
(1969).
Muchos creían que el Beatle Paul
McCartney murió en 1967 y había sido reemplazado por un doble en la portada de Abbey
Road. Se veía la a foto como un cortejo fúnebre: John (de blanco) es el
predicador, Ringo (en negro) es el doliente, George (en algodón) es el
sepulturero y Paul (descalzo) es el cadáver. Una placa al fondo se puede leer
“281f”. McCartney tenía 27 años cuando el disco salió, y eso hizo que mucha
gente pensase que el mensaje quería decir que hubiera cumplido 28 años si no
hubiera muerto. La fotografía se tomó el 08 de agosto 1969 fuera de los
estudios Abbey Road. Los turistas acuden al lugar en masa, y ha sido parodiado
infinidad de veces - a veces por los mismos miembros de los Beatles, como lo
hizo Paul en la portada de su LP de 1993 Paul is live.
Pennie
Smith estaba tomando fotos de The Clash en el Palladium de Nueva York en
septiembre de 1979 cuando capturó una de las imágenes más icónicas de la
historia del rock. Paul Simonon, el bajista, estaba molesto porque la audiencia
se encontraba muy tranquila, así que empezó a romper su bajo contra el suelo.
“El Palladium había puesto sillas para que el público se sentase, y eso hizo
que la gente se congelase”, ha declarado Simonon. “No recibíamos ninguna
respuesta de ellos: es como si no le importase lo que estábamos haciendo. En
general estoy de buen carácter, pero
de pronto se me cruza el cable e incluso puedo dar miedo,
incluso a mí mismo”. A Joe Strummer le encantó la foto, pero Smith trató de
convencerlo de que estaba demasiado desenfocada para ser la portada. El bajo
destrozado se puede ver en el Rock and Roll Hall of Fame en Cleveland, Ohio.
Artista plástico de origen alemán y
músico, Klaus Voorman era un viejo amigo de los Beatles. El grupo le tocó su
nuevo tema Tomorrow never knows antes de que dibujase el primer boceto. “Estaban en una actitud tan
psicodélica”, ha dicho Voorman, “que pensé que la portada tenía
ir en esa línea. ¿Hasta dónde puedo llegar? ¿Cuán surrealista y extraño puede
llegar a ser la portada?”. Así que pidió a los Beatles que le enviasen fotos
viejas de sí mismos. Durante muchos años se pensó que el original de Voorman se
perdió, pero él afirma que lo tiene localizado. “No voy a decir dónde está”,
dijo: “Está bien cuidado y atendido. Y estoy feliz por eso”.
La portada del Born to run,
de Bruce Springsteen, la tomó el fotógrafo Eric Meola en sólo dos horas en
junio de 1975. “Bruce y su banda llegaron al estudio fotográfico a las 10 de la
mañana”, recordó Meola en una entrevista de 2006. “Estaban agotados. Parecía como si hubieran estado toda
la noche despiertos. Fue una declaración de la raza. Quería
capturar en foto lo que hacían en directo. Es muy difícil volver a crear este
tipo de la energía en un estudio fotográfico. Pero hay que decir en su favor
que lo consiguieron”. Durante el último concierto de Springsteen y la E Street
Band, en 2009, Springsteen y el saxofonista Clarence Clemons recrearon la
clásica pose en medio de Growin 'up. Con Clemons actualmente
recuperandose de un derrame cerebral, la fotografía de Meola ha adquirido una
intensidad extra.
Los especialistas en escenas de
acción de Hollywood Ronnie Rondell y Danny Rogers han trabajado en casi 200
películas, incluyendo Speed, Titanic o Waterworld. Pero
por lo que siguen siendo más conocidos es por una fotografía tomada en los
estudios de Warner Bros. en 1975, la que hicieron para la portada de Wish
you were here, de Pink Floyd. Rondell llevaba un traje de chaqueta ignífugo
y estrechaba la mano de Rogers, mientras que su ropa estaba en llamas. Para proteger la cabeza, Rondell se
puso un par de pelucas. A pesar de todas las precauciones,
durante el rodaje hubo momentos de peligro, ya que el viento soplaba en la
dirección equivocada y el bigote de Rondell casi desaparece.
Andy Warhol aparecía en los créditos del disco
debut de Velvet Underground, de 1967, pero su papel exacto en la producción del
álbum ha sido siempre un
asunto turbio. La portada, sin embargo, fue un proyecto
completamente suyo. En las primeras versiones de su famosa portada, el plátano
salía medio pelado. Con canciones drogotas como I'm waiting for the man, algunos
interpretaron que la portada era una referencia al rumor habitual de patio de
colegio que decía que fumar la cascara de platano colocaba. Sea o no sea esa la
intención de Warhol, la portada sigue siendo una de sus obras más famosas.